Resumen
Durante las últimas décadas ha habido una reevaluación sobre el papel de la historia y su discurso narrativo. De acuerdo con Hayden White, el historiador no interpreta la historia, sino que la construye. Y esa construcción se hace dentro de una cultura, como una forma de crear un relato justificador del propio sistema ideológico y social. Desde la antigüedad, la historia ha sido empleada en China con este sentido ideológico. En este artículo se analiza el tratamiento de la figura histórica de Qin Shihuang, el primer emperador de la dinastía Qin, el cual logró culminar la unificación china tras el turbulentoperiodo de los reinos Combatientes. Tras siglos de ser considerado un tirano brutal por la ideología hegemónica de tinte confuciano, en el siglo XX hubo una relectura de Qin Shihuang. Especialmente durante la Revolución Cultural China, el Primer Emperador fue considerado como un personaje progresista que luchó contra los intereses de las clases explotadoras de su tiempo. Con ello, se intentó establecer un paralelismo entre el régimen de Qin Shihuang y el de Mao zedong, mostrando la lucha entre enfatizar el presente rebajando el pasado y usar el pasado para rebajar el presente. En la época de la campaña anti Confucio y anti lin Biao, la historia de Qin Shihuang fue utilizada demanera ideológica y falaz. Aparentemente, tras la apertura de Deng Xiaoping, el discurso histórico se hizo más objetivo y se empezó a tratar la figura del Primer Emperador de una manera más objetiva. Sin embargo, nos podemos encontrar con grandes sorpresas. La película reciente Héroe (2002, Zhang Yimou), de éxito internacional, muestra cómo actualmente se sigue describiendo la figura histórica de Qin Shihuang como un gobernante justo, preclaro e incomprendido, todo ello con un fin claramente ideológico.Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0.
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