Abstract
El viernes 13 de marzo de 1964, en una magna asamblea popular realizada a un costado de la estación Central del ferrocarril, en Río de Janeiro, el presidente brasileño, João Goulart, decretó públicamente la expropiación de las refinerías petroleras que se hallaban en manos privadas, y autorizó la expropiación de tierras al borde de carreteras, ferrocarriles, ríos navegables y represas hasta por veinte kilómetros. Meses atrás había emprendido una serie de reformas de alto calado para el devenir social y económico de Brasil, como la reforma agraria, que afectaba las haciendas y las plantaciones semifeudales que databan de los tiempos coloniales, así como las reformas de salud y educativa.
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