Abstract
La decadencia del Renacimiento, a finales del siglo XVI, significó una ruptura desde un punto de vista pictórico, escultórico y arquitectónico. A partir de ese momento, los nuevos esquemas compositivos eliminaron algunos elementos tradicionales en las construcciones de tipo religioso, y permitieron la realización de composiciones espaciales, sumamente complejas en algunos casos, aunque su dinamismo resultaba sorprendente. Se produjo una explosión generalizada de todas las artes: pintura, cerámica, escultura y arquitectura, donde la perspectiva matemática lineal jugó un papel prominente.
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