Abstract
Cuando era niño, era un tipo malicioso. Molestaba a las sirvientas. Odiaba en extremo las cosas flemáticas. Por eso, atosigaba a las sirvientas lentas.
Okei era una sirvienta flemática. Cuando le ordenaba pelar una manzana, dejaba de hacerlo dos o tres veces. No sé qué estaba pensando. Tenía que decirle:
—¡Oye floja! —era necesario decírselo severamente cada vez que lo hacía. Si no, se quedaba como tonta, tomando en una mano la manzana y en la otra el cuchillo.
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