Resumen
En este artículo se destaca la importancia de algunas transiciones socioeconómicas que han acompañado al crecimiento económico de las últimas tres décadas en la República Popular China y han sido factores adicionales de impulso para la evolución de la economía. Abordo aquí la transición de una economía socialista a una de mercado; la transición de una economía agrícola y predominantemente rural a una crecientemente urbana; la de una economía primaria a una donde la industria y los servicios han ido creciendo en importancia; y finalmente, la transición demográfica. Al mismo tiempo, el crecimiento relativo y absoluto de la fuerza de trabajo, derivado del influjo de las generaciones nacidas entre los años sesenta y ochenta, ha dado lugar a un dividendo demográfico extraordinario, que de ser correctamente aprovechado, redundará en el mantenimiento de los ya altos niveles de ahorro e inversión. El argumento de este trabajo es que, durante los últimos treinta años, China se ha beneficiado de una serie de ventajas comparativas que han actuado como factores de estímulo al crecimiento, pero su duración es temporal, además de que conllevan costos, lo que ha dado lugar a nuevos problemas y ha llevado a la búsqueda de nuevas soluciones. Es por eso que el actual liderazgo chino ha comenzado a preocuparse por modificar la naturaleza de la estrategia de desarrollo económico de su país, para lo cual ha introducido las propuestas de “desarrollo científico”, “desarrollo equilibrado o armónico” y “desarrollo ecológicamente sustentable”. La incógnita por dilucidar es si el sistema político vigente será capaz de hacer realidad estos objetivos tan ambiciosos.Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0.
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